Gracias a nuestros sentidos, podemos percibir el mundo. Nuestros ojos juegan un papel importante, los humanos como muchos otros animales tenemos un sistema visual que recoje señales luminosas y las envía hacia nuestro cerebro. Pero aún así, nuestros ojos son sensibles a una pequeña parte del espectro electromagnético.
Las radiaciones electromagnéticas se diferencian por su energía: los rayos gamma son los más energéticos, seguidos de los rayos X, rayos ultravioleta, visible e infrarrojo.
Las radiaciones de las energías se generan por procesos físicos diferentes y se detectan de manera diferente, y por ello la luz, las ondas de radio y las UV, por ejemplo, se aplican diferente en nuestra vida cotidiana.
Hacia finales del siglo XIX los científicos comenzaron a investigar cómo ‘ver’ los objetos astronómicos como las galaxias y estrellas.
La opacidad de la atmósfera no es lo único a lo que se enfrentan los astrónomos, también la turbulencia hace más difícil las observaciones astronómicas de calidad incluso en regiones del espectro que llegan a la superficie terrestre, como la luz visible.
Mi opinión acerca de este tema, es que es muy importante e interesante saber sobre esto, ya que el saber que a los astrónomos se les ha dificultado el investigar sobre lo que nos rodea dentro y fuera del planeta, es entretenido.
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